En algún momento en Navidad o Año Nuevo, mucha gente se encuentra un tanto “subida de tono” a la hora de regresar a casa, por lo que deciden abandonarse en un taxi.
A menudo, a altas horas de la madrugada, recordarán muy poco de lo que hicieron durante el viaje, o lo que hablaron con el conductor.
Pero el taxista, sobrio y alerta, lo recuerda todo. Un profesional con ocho años de experiencia en el taxi, en la ciudad de Sydney (Australia), relata algunas anécdotas sobre cómo se comportan realmente los pasajeros cuando acaban de abandonar la fiesta. La verdad, no es muy bonito: Paradas imprevistas por mareos y náuseas, sexo en el asiento trasero, olvidos repentinos, etc.
La industria del taxi está luchando duro para recuperar a los clientes y parte de la estrategia es un renovado énfasis en el servicio al cliente, con el objetivo de mantenerlos lejos de empresas como Uber, haciéndolos volver a los taxis tradicionales.
Por ejemplo, tiene sus propios consejos para garantizar que los juerguistas no vayan a tener una crisis en el taxi.
—Me encanta conducir en Navidad— dice nuestro taxista —Hay mucho tráfico y todo está muy ocupado, pero mientras siga recibiendo clientes y mantenga el taxímetro funcionando, todos contentos.
—El estado de ánimo de las personas cambia— dice —La mayoría están alegres y felices y después de unos tragos bromean.
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El taxista es muy educado, pero no podemos evitar pensar que “alegre”, en realidad significa “borracho”. En las semanas previas a la Navidad el negocio se duplica mientras las personas se apresuran a ir a las tiendas, a las fiestas de trabajo, o a las familiares, pero siempre tienen demasiada prisa.
—En la última Navidad recogí a una clienta que quería ir al aeropuerto. Llegamos a tiempo y todo fue perfecto, pero después de cinco minutos, dijo que se había dejado su rebeca en casa, por lo que tuvimos que dar media vuelta. Al llegar a su casa, se dio cuenta de que no tenía las llaves de su puerta, pero recordó que había dejado abierta la puerta del balcón del primer piso, así que la ayudé con la escalera y tuvo que poner sus pies sobre mis hombros para llegar al balcón. Finalmente, consiguió su rebeca y su avión. Estaba tan feliz que me dio 60 dólares de propina.
—Debe tratarse de una rebeca muy importante— pensaba nuestro taxista.
¿Qué pasa con las situaciones más estándar con las que los taxistas tienen que lidiar, como pasajeros soñolientos?
—La gente se queda dormida muchas veces. Se encuentran muy cansados al final del trabajo, en el trayecto a la casa, así que les pregunto qué ruta debo tomar— Pero niega que alguna vez se haya aprovechado de pasajeros dormidos para aumentar su tarifa— Nunca tomo la ruta larga.
La indisposición repentina de los pasajeros, es otro peligro cotidiano.
—Sucede— dice el taxista —La última vez, el pasajero logró avisarme a tiempo y me detuve para que vomitara afuera. Afortunadamente, estaba con sus amigos— Dice que nadie le ha vomitado en el asiento trasero.
No se puede decir lo mismo cuando surge la pasión en el coche. Nuevamente, nuestro taxista se comporta reservadamente, pero podemos leer entre líneas.
—Los pasajeros se ponen románticos en el auto, normalmente cuando están borrachos después de haber terminado alguna fiesta— Cuando pedimos que concrete más, responde: —Eso sería demasiado personal, pero en el asiento trasero se besan y abrazan. Luego se quitan los cinturones de seguridad y se juntan. No se detienen hasta que les digo que se vuelvan a poner el cinturón de seguridad.
Hay empresas que tienen reglas especiales sobre el comportamiento de los pasajeros. Algunas son pautas de sentido común, como no hostigar al conductor o dañar el automóvil. Por supuesto, fornicar está prohibido, pero también lo está besarse, e incluso flirtear. Tampoco está permitido hacer comentarios sobre la apariencia del conductor o preguntar si está soltero.
Según la experiencia de nuestro taxista con los pasajeros, parece que esas reglas le resultan un tanto draconianas.
—Nunca he tenido un cliente enojado— dice— Intento ser profesional, ir bien vestido, tener el coche limpio y si eres amable con ellos, incluso estando borrachos, estarán encantados. La mayoría de los clientes no se vuelven demasiado personales, solo preguntan cuál es la tarifa más larga que has tenido, si celebras la Navidad, o ese tipo de cosas.
Finalmente nuestro taxista cita su propia lista de consejos para conseguir taxi en esos días cruciales de Navidad o Año Nuevo.
—Tratar de evitar los taxis alrededor de la medianoche, cuando todo está lleno de gente, pero sobre las 10 de la noche, es un buen momento entre la fiebre de después de la cena y la carrera de medianoche.
—Ir a una parada de taxis ya que tienen preferencia los primeros en llegar. Tomar un taxi con amigos o familiares para compartir la tarifa y de paso, liberar otro automóvil para cualquier otra persona que lo pueda necesitar.
Nuestro taxista dice que en Navidad y Año Nuevo trabajará seis días a la semana y hasta 10 horas al día. Añade que su le ves y te sientes feliz, saludes. Simplemente no te pongas demasiado alegre en el asiento trasero y deshazte de tu cinturón de seguridad.