La verdad es que conducir un taxi en la ciudad de Nueva York, no es precisamente el trabajo más lucrativo del mundo.
Únicamente se podrán ganar entre trece mil y quince mil euros al año, dependiendo de turnos, propinas, combustible, costes de mantenimiento, etc.
Quienes viven en ciudades más bien grandes, podrán conseguir más pasajeros, sin embargo, el superior coste de vida, seguramente compensará la diferencia de ganancias del mismo trabajo, en un entorno rural.
Por otro lado, encontrarse atascado en el tráfico con relativa frecuencia, podrá ayudar con el aumento de ingresos. El taxímetro siempre está funcionando, aún con el taxi parado.
En Nueva York, gran número de taxistas poseen su propia licencia oficial y por supuesto, su propio automóvil, lo que significa que actúan como trabajadores por cuenta propia.
A pesar de que pueden establecer sus propios horarios y evitar las tarifas de alquiler a que están obligados los conductores de taxi, deben hacer frente a otros costes, como el permiso comercial y el seguro.
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El medallón
Además de eso, en ciertas ciudades como Nueva York, Boston, Chicago y San Francisco el propietario de un taxi debe comprar lo que en jerga se llama “medallón”.
Esto es el Certificado de Necesidad y Conveniencia Pública, es decir, el permiso transferible en los Estados Unidos, que permite trabajar a un conductor de taxi.
Los medallones pueden llegar a valer cientos de miles de dólares.
Básicamente, el medallón es lo que permite a los taxistas recoger pasajeros en la calle. Si no lo tuvieran, únicamente podrían recoger a los pasajeros que directamente les puedan llamar. Lógicamente, esta última opción reduciría muchísimo las posibilidades de ganar dinero.
Los medallones para trabajar en Nueva York, son los más caros. Hubo un tiempo en que llegaron a costar más de un millón de dólares. Posteriormente, con la introducción de los servicios de viajes compartidos, la industria del taxi se ha enfrentado a la competencia y el precio de los medallones se ha reducido sustancialmente.
Los taxistas están considerados como contratistas independientes, lo que significa que deben hacerse cargo de su propio seguro médico y pagar los impuestos de su propio dinero.
En general, las empresas de taxis contratan el seguro médico en su cantidad mínima, si el taxista sufre algún percance, es posible que el seguro cubra solo algunas de las facturas médicas y en caso de accidente, podría encontrarse con una deuda que tendría obligación de pagar durante años.
Por supuesto, es difícil trabajar conduciendo un taxi, teniendo esta espada de Damocles sobre la cabeza.